Con frecuencia se nos plantean algunas preguntas que nos ponen a reflexionar. Las conclusiones a las que llegamos nos invitan a ponerlas sobre la mesa para ver en qué medida y cómo las toman los otros.
El destino de la humanidad es que todos y cada uno de sus componentes sean capaces de comprender que cada uno puede desarrollar todo su potencial. Y cada uno alcanzará la máxima capacidad de respeto para actuar de tal modo que será posible para sí mismo y para todos los demás.
No es difícil comprender cómo esto repercutirá en las relaciones individuales, sociales, comerciales, políticas y con el propio entorno. Es fácil reconocer que... falta mucho tiempo.
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