La experiencia del presente, bien analizada y reflexionada, puede dar paso a terminar de reflexionar, analizar y calmar otra del pasado con algunas semejanzas y que aparece de modo recurrente para provocar sus malestares.
Los pétalos de las experiencias que se han vivido con toda su posibilidad, al final, derramados en su entorno, muestran también su esplendor y su belleza.
Siempre que contemplo las ramas de un árbol, sospecho que el esquema de sus ramas puede ser un reflejo muy cercano al de sus raíces. Y nosotros también vamos entroncados entre lo que se puede apreciar, y el aroma que se extiende por dentro, oculto.
A veces, creo que el puente más importante de nuestra vida es el que transitamos desde nuestro ser a nuestro no ser y al revés. ¿En esa ida y vuelta constante es cuando realmente somos?
Cuando el dolor atraviesa la vida, no es fácil apreciar los matices de la belleza en sus suaves expresiones.
