Después de tantos años
en el reto del propio conocimiento
inasible, serpentino
en todos sus vericuetos,
voy de tramo en tramo
y sé que no alcanzaré el anhelo.
Avanzo por el camino y llego
rumbo de una escalada.
Errante en la constelación
de todos los encuentros previos,
se vislumbran algunos hechos:
Cuanto más se sabe de uno mismo,
mejor se comprende el comportamiento
de muchos de los otros compañeros.
El peregrinaje está en el ámbito de adentro
y el amor es un acicate perplejo.
El enigma del espejo, reconocernos en el otro.
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