Kant decía que lo bueno, estrictamente bueno, es la buena voluntad. Puedo añadir que, con la buena voluntad y con magnífico trabajo, se puede lograr la gran excelencia. El 25 de agosto todos los invitados pudimos verificarlo en la boda-celebración organizada y realizada por mi hijo Jaime y Laura en el mejor estilo de una muy especial y original performance.
Cuántas jugosas y sabias oleadas de palabras están guardadas en tantos y tantos libros, que esperan esos momentos de calma suficiente, para adentrarnos en sus prospecciones de anchos calados.
Si pudiésemos hacer un análisis muy pormenorizado de todas las relaciones de nuestra existencia alcanzaríamos a ver las líneas tan extrañas y tan armónicas, y nos permitirían comprender por qué terminamos cada cual en una total abstracción para nosotros y para los demás.
