Cuando la propia vida se impone con la fuerza de sus inclemencias, y los temores nos asedian, navegamos con una nueva fortaleza que se queda instaurada en nuestro ser y se extiende por el mar de otras vidas.
Cierto, Arantza. Esa fuerza que no sabemos de dónde nos viene y tanto nos sorprende cuando aflora está siempre en nosotros. Bajo la capa inerte de cenizas de los días pasados, cuando la vida real llega, se planta y nos dice "aqui estoy", esa pqueña y poderosa brasa ardiente revive para aliviar nuestro sufrimiento.
Me fascinan el texto y la obra ¡gracias!
ResponderEliminarPrecioso el texto. Muy inspirador y la obra también. Me encanta.
ResponderEliminar¡Hermosos! Texto y cuadro
ResponderEliminarUna fortaleza que nos sorprende a nosotros mismos y nos deja confianza y valor para el futuro. Algo bueno traerá esa tempestad...
ResponderEliminarCierto, Arantza. Esa fuerza que no sabemos de dónde nos viene y tanto nos sorprende cuando aflora está siempre en nosotros. Bajo la capa inerte de cenizas de los días pasados, cuando la vida real llega, se planta y nos dice "aqui estoy", esa pqueña y poderosa brasa ardiente revive para aliviar nuestro sufrimiento.
ResponderEliminarPrecioso texto y precioso cuadro, Arantza. Inspirador, como todo lo que haces.
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