Términos concretos
Algunos términos y otros gestos se levantan como empalizadas; se clavan en la definición de su propio ser.
Caminos del verbo
Somos palabra. Hay palabras que salen sin nuestro permiso, dulces, ligeras, potentes, bravas, directas y sabes que llegan con su ímpetu, con su valentía, con su rigor.
Sombras transitables
Algunas líneas de sombra imaginarias frenan, con frecuencia, posibles caminos por los que transitar tranquilamente.
Concordancias
Al contemplar el vacío de ciertos ámbitos, se hace presente el profundo agradecimiento hacia quienes han llegado a estar tan cerca.
Aniversario
Muchos hombres buenos hacen posible con sus trabajos algunos buenos aniversarios. Y habrá muchos más.
Largos trayectos
En la vida muchas veces iniciamos caminos con temor de no alcanzar el destino final. Nos quedamos asombrados al llegar a la cumbre y observamos en calma otras tantas cimas que son inalcanzables. Contemplar la belleza del paisaje reconforta suavemente,
abrigados al amor de la lumbre.
abrigados al amor de la lumbre.
Ciertas Lagunas
En algún momento de nuestra vida comprendemos que sí era importante conocernos porque, en ciertas lagunas, tenemos que manejarnos con mucho tacto con nosotros mismos.
Olympe de Gouges
Abril ha traído de Francia este libro deliciosamente ilustrado. Con todo lo que estudiamos de historia, nadie nos ha contado que Olympe de Gouges es la autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana en 1791 y por ello, con otras escusas, fue guillotinada en 1793.
Bucle feliz
Parece que la felicidad y el bien están íntimamente relacionados. El bien hacia sí en conexión con el bien a otros, y de otros entre ellos, en los espacios próximos, y en el más o menos lejano tiempo, irrumpe en felicidad.
Filigrana mental
Nuestros cerebros tienen su modo propio de saber, conocer, experimentar... Sostienen tantos registros que no controlamos...
Cuando vemos un atisbo del proceso, nos produce asombro.
Cuando vemos un atisbo del proceso, nos produce asombro.
Constructos subjetivos
Los proyectos que no llegan a su término, a veces, dejan en su trayectoria los cimientos de toda su posibilidad. Las expectativas generadas reinventan leves estelas reconfortantes.
TODO PUEDE SER DE OTRA MANERA
Parece que estamos atravesando un entendimiento nuevo que consiste en intentar comprender, respetar e integrar las aportaciones que han hecho y hacen las mujeres, con todas sus dificultades, a lo largo del proceso evolutivo.
Miradas condicionadas
A veces nos cuesta ver el camino hacia el horizonte, parece que no vamos a tener la fortaleza suficiente para seguir. Solo parece; encontraremos rutas insospechadas con otro ardor, atravesaremos la temporalidad de las propias experiencias.
Restablecimientos
Cuánto bienestar se restablece en nuestro ser cuando se restablece el bienestar en los seres que amamos
Contornos contingentes
A veces, tenemos serias dificultades para dejar que nuestro buen talante actúe ante la expresión de nuestros talentos. Cuesta romper con traumas rigurosos o esquemas mentales anquilosados que nos atenazan.
Rasgos traslúcidos
Es fascinante el poder mental de trasladarnos en el espacio y en el tiempo a lugares y momentos tan diversos y, a la vez, estar donde estamos en conexión con quienes somos en ese preciso instante.
Sobrevuelos propios
(Esta fotografía está realizada en homenaje a Amelia Earhart)
Poder sobrevolar los propios desiertos, y descubrir algunos tonos iridiscentes, ayuda a continuar.
Poder sobrevolar los propios desiertos, y descubrir algunos tonos iridiscentes, ayuda a continuar.
La belleza del error
En muchos tramos de nuestro camino encontramos obstáculos, que no nos permiten seguir por donde nos habíamos propuesto, ni entender la realidad como la entendíamos hasta ese instante. Rodear ese escollo, desentrañar su belleza, descubrirla y aprehenderla puede ser alcanzable.
Para mirar y leer muy despacio
En nuestros pasos por nuestra existencia, a veces, nos encontramos frente a frente con nuestros anclajes y nuestras herrumbres. Reconocer unos y limpiar otras, forma parte de la tarea de la propia vida.
Bienvenido destello vital
Cada elemento de la naturaleza tiene su generosidad expresiva. Una constante de vital presencia nos acompaña en el largo camino.
Estrofa del Poema común
Me gusta ver la realidad
a vista de pájaro,
observar al pobre ser humano,
tan ufano en su tiempo,
como una migaja del espacio,
como una diminuta brizna
temporal de la eternidad.
a vista de pájaro,
observar al pobre ser humano,
tan ufano en su tiempo,
como una migaja del espacio,
como una diminuta brizna
temporal de la eternidad.
Estilema
(Fotografía realizada a "Homenaje al estilema vacío del cubismo" de Oteiza)
¿Existen unos rasgos comunes que se conservan en cada uno de nosotros a través de los cambios que sufrimos a lo largo de la vida, o también se modifican?
¿Existen unos rasgos comunes que se conservan en cada uno de nosotros a través de los cambios que sufrimos a lo largo de la vida, o también se modifican?
Exacta dimensión
¿Cómo llegar a entender en los matices de su dimensión que, eso que estamos esperando del otro, es a su modo, lo que ese otro espera de nosotros?
Mañana, Día del Libro
Siempre nos harán volar y cuantos más libros nos acompañen en el camino, más alto volaremos y más matices de nuestro existir lograremos alcanzar.
Felices Recovecos
Los momentos felices permanecen guardados en suaves recovecos. Para alcanzarlos, necesitamos nuestras tareas, nuestras incertidumbres y nuestras certezas.
Dificultad entrañable
Hacer una buena despedida de lo que hemos vivido no es fácil. Esa despedida conlleva su contraluz, su fulgor, su penumbra y su ofrenda.
Claro acontecer
Desde el minuto cero,
quien tiene en su haber
qué nace y en qué muere
el saber que enternece,
puede llegar a la clara
sombría del acontecer.
quien tiene en su haber
qué nace y en qué muere
el saber que enternece,
puede llegar a la clara
sombría del acontecer.
Mundo
Dice Aristóteles que cuando preguntaban a Anaxágoras ¿Para qué hemos nacido? Él contestaba: "Hemos nacido para contemplar el cielo y para contemplar el orden del mundo".
De Alcalá de Henares a Atocha, cuatro días después.(Poema-testigo)
Entramos en la estación,
este viaje será un homenaje.
Y esta puerta no es, hoy,
para algunos un viaje hacia ninguna parte.
Todos nos movemos en silencio,
y nos miramos atentos a los ojos.
En esa atenta mirada,
todos vemos nuestro dolor
en los ojos de los otros.
Nos conmueven los ojos
cerrados para siempre.
Y como si quisiéramos entregar
cada una de las imágenes,
miramos el andén,
los ramos de flores frescas,
las velas encendidas y todos los escritos
colocados con esmero en el suelo.
Miramos las vías paralelas,
el infinito vacío en la distancia.
Miramos el tren que se acerca y se para.
Subimos lentos a algún vagón,
y el tren inicia tan suave su marcha.
El pitido, al cerrar las puertas,
rompe la paz del silencio
para aunar más estas heridas claras.
Queremos ver con los ojos
de los que ya no pueden ver
todo lo que nosotros miramos,
darles lo que nosotros vemos,
y queremos que estén sentados
a nuestro lado,
aunque no nos conozcamos.
Y que miren los balcones, las ventanas,
los edificios desiguales,
la ropa tendida y blanca,
esas montañas azules,
los grafiti de colores
y las obras en marcha.
Con qué suavidad se mueve el tren,
todos vamos serios, ocultos y presentes,
con el mismo pensamiento.
Enviamos, ¿a quién?, imágenes
de lo que vemos:
los brotes de las plantas,
un árbol con flores de primavera,
los carteles publicitarios
y el humo de las chimeneas.
También en los chicos que miran,
atentos desde un puente,
se sospecha una mirada nueva.
Todo ha cambiado de significado:
los caballos,
las cercas,
la primavera incipiente
y el próximo verano,
estos polígonos industriales,
esos coches aparcados,
los apeaderos vacíos
y otros, que miran quietos,
desde un camino cercano.
Todo está visiblemente afectado:
las grúas,
las excavadoras,
los páramos.
En la estación de Santa Eugenia
nadie en los andenes,
lacradas velas solas y flores frescas
bajo el sol tenue de mediodía.
Opresión en la garganta,
hasta los vagones tiemblan.
Con el rigor del recuerdo
vibran en el silencio.
En el Pozo del Tío Raimundo,
en lo hondo,
se cruza una valla saturada
de flores, fotos, papeles, palabras,
velas de sangre encendida,
que ni el viento, ni la lluvia del cielo
quieren apagarlas.
No existe razón que justifique
tantas muertes destrozadas,
tantos seres adheridos al dolor,
tanto silencio contenido.
Nos queda el último tramo
hasta el grito unánime convocado
sobre la estación de Atocha.
Una amplia y quebrada corona
bajo un lazo roto de lágrimas,
con flores amontonadas,
con fotos fotocopiadas,
con voces de aliento,
desde ciudades lejanas y cercanas,
con velas encarnadas
en un pausado latido
de llamas y de miradas.
(Realizado el 15-03-2004 en un trayecto doloroso)
este viaje será un homenaje.
Y esta puerta no es, hoy,
para algunos un viaje hacia ninguna parte.
Todos nos movemos en silencio,
y nos miramos atentos a los ojos.
En esa atenta mirada,
todos vemos nuestro dolor
en los ojos de los otros.
Nos conmueven los ojos
cerrados para siempre.
Y como si quisiéramos entregar
cada una de las imágenes,
miramos el andén,
los ramos de flores frescas,
las velas encendidas y todos los escritos
colocados con esmero en el suelo.
Miramos las vías paralelas,
el infinito vacío en la distancia.
Miramos el tren que se acerca y se para.
Subimos lentos a algún vagón,
y el tren inicia tan suave su marcha.
El pitido, al cerrar las puertas,
rompe la paz del silencio
para aunar más estas heridas claras.
Queremos ver con los ojos
de los que ya no pueden ver
todo lo que nosotros miramos,
darles lo que nosotros vemos,
y queremos que estén sentados
a nuestro lado,
aunque no nos conozcamos.
Y que miren los balcones, las ventanas,
los edificios desiguales,
la ropa tendida y blanca,
esas montañas azules,
los grafiti de colores
y las obras en marcha.
Con qué suavidad se mueve el tren,
todos vamos serios, ocultos y presentes,
con el mismo pensamiento.
Enviamos, ¿a quién?, imágenes
de lo que vemos:
los brotes de las plantas,
un árbol con flores de primavera,
los carteles publicitarios
y el humo de las chimeneas.
También en los chicos que miran,
atentos desde un puente,
se sospecha una mirada nueva.
Todo ha cambiado de significado:
los caballos,
las cercas,
la primavera incipiente
y el próximo verano,
estos polígonos industriales,
esos coches aparcados,
los apeaderos vacíos
y otros, que miran quietos,
desde un camino cercano.
Todo está visiblemente afectado:
las grúas,
las excavadoras,
los páramos.
En la estación de Santa Eugenia
nadie en los andenes,
lacradas velas solas y flores frescas
bajo el sol tenue de mediodía.
Opresión en la garganta,
hasta los vagones tiemblan.
Con el rigor del recuerdo
vibran en el silencio.
En el Pozo del Tío Raimundo,
en lo hondo,
se cruza una valla saturada
de flores, fotos, papeles, palabras,
velas de sangre encendida,
que ni el viento, ni la lluvia del cielo
quieren apagarlas.
No existe razón que justifique
tantas muertes destrozadas,
tantos seres adheridos al dolor,
tanto silencio contenido.
Nos queda el último tramo
hasta el grito unánime convocado
sobre la estación de Atocha.
Una amplia y quebrada corona
bajo un lazo roto de lágrimas,
con flores amontonadas,
con fotos fotocopiadas,
con voces de aliento,
desde ciudades lejanas y cercanas,
con velas encarnadas
en un pausado latido
de llamas y de miradas.
(Realizado el 15-03-2004 en un trayecto doloroso)
NADA en el 8 de MARZO
NADA en este día,
Tú, que tanto abarcas,
NADA con gracia.
NADA con calma.
NADA en la agenda.
NADA... al alba.
NADA con fuerza.
NADA... entera.
Sin uso ni abusos
en la carrera.
Tú, que tanto abarcas,
NADA con gracia.
NADA con calma.
NADA en la agenda.
NADA... al alba.
NADA con fuerza.
NADA... entera.
Sin uso ni abusos
en la carrera.
INFRUTESCENCIA
(Instalación, fotografiada ayer, en la Plaza Mayor de Madrid)
Se nos olvida constantemente la gran cantidad de seres visibles e invisibles que sujetan nuestra existencia, que hacen posible el bienestar de nuestra vida.
Se nos olvida constantemente la gran cantidad de seres visibles e invisibles que sujetan nuestra existencia, que hacen posible el bienestar de nuestra vida.
Repliegue y despliegue
El otro día el destello en el inicio del día, hoy la imagen del repliegue al final del día. Como en la vida de cada cual, expresiones semejantes a las plenas posibilidades, en unos y otros momentos.
Matiz temporal
(Fotografía enviada y realizada esta mañana por Mercedes Corral)
Esta mañana, este instante ha durado dos minutos. La dimensión de nuestro tiempo no es mayor a este instante en proporción a los millones de millones de años.
Esta mañana, este instante ha durado dos minutos. La dimensión de nuestro tiempo no es mayor a este instante en proporción a los millones de millones de años.
Eslabones del tiempo
Comprehender que las olas y los años llegarán inexorables y que nosotros no estaremos, pero se mantendrán los buenos deseos entre unas personas y otras, sean cuales sean los sistemas de comunicación, ¿reconforta en algún punto universal?
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