Vivimos la prolongada búsqueda de uno mismo, de su esencia ideal. En todos existe un potencial de ser algo excelente. Intuimos, a veces con mayor nitidez y otras con mayor brevedad, que si se dieran las condiciones óptimas a nuestro alrededor en todo momento, el resultado sería magnífico. Como somos capaces de apreciar que no se han dado, nuestra actuación está abocada a corregir todo lo que podemos, en la medida de nuestras posibilidades.
No dejamos de trabajar con un cincel agudo y un martillo incansable en el ámbito individual y en el aspecto social.
En el jardín botánico de Lanzarote, encontré esta maravilla, que no dejo de preguntarme ¿cuanto tiempo habrá tardado en llegar a este resultado?
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