He sentido a la muerte viva
en esta frontera de tierra.
El quehacer sin rumbo propio
ronda y reta en su revuelta.
Y llega siempre el verano
a dejarlo todo colocado:
Variados besos en la risa
y al largo invierno
bajo la inexorable capa
que construye el tiempo.
Todos vamos pasando
por los mismos lugares,
pero en ese tránsito
apreciamos matices
que otros dejaron
para ser resaltados
en un futuro mayor.
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