Aquellas personas, que tallaron estas piedras para el trazado de esta construcción, hace más de 2.200 años, no podían imaginar que se trasladarían todas ellas a otro lejano país. Tampoco podían imaginar que pudieran trasladarse a una imagen dentro de una pantalla, ni que cualquier persona desde cualquier lugar del mundo pudiera observarlas sin salir de su casa. ¿Qué experiencias vivirán otros, en otros 2.000 años, que nosotros no podemos imaginar?
¿Por qué cada cual tenemos el convencimiento de que
la propia creencia o no creencia es lo verdadero?
En el respeto que tenemos al otro podemos estudiar el respeto que nos tenemos a nosotros. En el yo está su reflejo.
